No suelo comentar series pero acabo de ver el final de Cómo conocí a vuestra madre, una serie que he seguido durante años, nueve en total, que se dice pronto.
Teniendo paciencia en los parones, en las huelgas de guionistas, viéndola en inglés, buscando los subtítulos adecuados, con el mono en verano cuando acababa la temporada... para esto. Y no es que yo sea una viciada de las series, pero ¡menuda decepción!
Toda la semana pendiente de los últimos capítulos, queriendo ver cómo se conocen finalmente los protagonistas y me encuentro con muertes, divorcios, desamores y vueltas de tuerca imposibles. ¡Ni que fuera Anatomía de Grey!
El protagonista, Ted, se pasa varias temporadas de la serie, de su vida (y de la mía), enamorado de Robin, una periodista adicta al trabajo y con fobia al compromiso. Él es todo lo contrario, un romántico que sueña con encontrar al amor de su vida. Un poco empalagoso, lo sé, pero es bonito.
Tras temporadas y temporadas, nueve, como ya he dicho, queda claro que una relación seria entre Robin y Ted no tiene sentido porque son diametralmente opuestos tanto en su forma de ser como en su forma de entender la vida. Incluso Robin encuentra la horma de su zapato en Barney y nos tienen también varias temporadas entre que se enamoran, lo dejan, vuelven, se casan o no. Y mientras seguía Ted buscando al amor de su vida.
Hasta ahí bien. Pues entonces llega el último capítulo de la serie y se la cargan. Para siempre, sin remedio. Dan vueltas y vueltas de tuerca y retuercen el argumento hasta dónde no se puede más. Divorcian a Barney y a Robin, te presentan a la futura esposa de Ted, se conocen, tienen hijos, se casan y... la matan.Sí, sí, habéis leído bien, la matan. Ha costado 9 temporadas conocerla, y en menos de 5 minutos la matan.
¿Y todo para qué? Para dar a entender que Ted siempre ha estado enamorado de Robin. Se inventan un final circular en el que le pide permiso a los hijos para pedirle una cita y Robin le dice que sí. Porque ahora se supone que ella también sigue enamorada de él. Y porque deben pensar que en 1 minuto ya se nos ha olvidado que Robin es la exmujer de uno de sus mejores amigos, que nosotros acabamos de ver a Ted y a "la madre" conocerse y casarse y que lo que Ted sentía por Robin a mí siempre me pareció obsesión más que amor verdadero porque no tienen nada que ver.
Creí que la vida consistía en aprender de los errores, entre otras cosas. Y es que así es la vida, de todo se aprende. Se aprende que a veces nos encaprichamos de quien menos debemos y que podemos estar empecinados en la misma idea por un tiempo indeterminado. Y que a todos nos puede suceder en mayor o menor medida.
En este caso, la serie ha convencido al televidente de que lo de Robin y Ted no podía ser. Que Ted estaba más enamorado de la idea de estar con Robin que de ella misma. Y que cuando apareciera la correcta se daría cuenta y la dejaría ir. Metafóricamente hablando.
Esto suena a no saber cómo acabar, o a querer sorprender (para mal, por supuesto).Quizá hay a quien le parezca un final romántico, a mí me parece que no se sostiene.
Lo dicho, una pena de final que ha acabado con una serie de las que marcan una época, al menos de mi vida.
Adios Ted, Marshall, Robin, Lily y Barney. Y adiós, Tracy, fue bonito mientras duró, lo poco que duró.